Aprovechamos la vuelta de las vacaciones, para reflexionar sobre los espacios de supervisión profesional. En el área en el que trabajamos, especialmente las y los profesionales que desempeñamos nuestras funciones en el tercer sector, el trato con las personas es constante y directo. Esta cuestión, requiere ser muy sensible a las necesidades ajenas y estar muy en contacto con las propias, para asegurarnos de que no interfieren en el proceso.
La supervisión profesional
La supervisión de nuestro “hacer” profesional, es fundamental, para poder garantizar una intervención de calidad. La mirada externa, habitualmente, enriquece, cuestiona y confirma aquellos aspectos que están entremezclados en la relación con las personas con las que trabajamos. La figura del supervisor o supervisora nos brinda la posibilidad de poder analizar con mayor precisión y objetividad, aquellos puntos a tener en cuenta para seguir en el camino de acompañar a las personas a conseguir sus propios objetivos.
¿Cuáles son las características que permiten que la persona supervisora enriquezca el caso sobre el que estamos trabajando? A menudo, cuando estamos trabajando en un caso, necesitamos contrastar la información que recibimos con una tercera persona que no esté recibiendo toda la carga emocional que frecuentemente suele aparecer cuando trabajamos en la gestión de conflictos. Esta tercera persona, podría facilitarnos la visibilidad de aquellos aspectos que en algún momento pueden pasarnos desapercibidos y que son claves a la hora de intervenir.
Haciendo un paralelismo, cuando vamos conduciendo por la carretera y nos disponemos a adelantar un coche, miramos por el retrovisor para poder tomar perspectiva de la distancia a la que se encuentra el auto, asimismo, hay un momento, en el que cuando más cerca está el coche que estamos dejando atrás, menos posibilidades tenemos de verlo, se trata del ángulo muerto. En la gestión de conflictos y en el trato con las personas pasa exactamente lo mismo, a veces lo más evidente, lo más cercano, requiere el reflejo de una tercera persona para que sea visibilizado.
Y tú, ¿te supervisas?
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