Existen numerosas guías que hablan sobre la mediación, podemos leer sobre las diversas escuelas y modelos de intervención. Sin embargo, echamos en falta lecturas que relaten historias reales. Por este motivo, queremos escribir sobre los asuntos principales por los que las personas solicitan una mediación vecinal y lo haremos a través de la explicación de algunos ejemplos (ficticios pero realistas) en los que intervenimos habitualmente. Porque en mediación, como en la vida, la realidad es mucho más simple que la ficción en la que a veces la convertimos.
Impagos en comunidades de vecinos/as
Podríamos decir que los temas más comunes en los que intervenimos a través de la mediación en comunidades vecinales son problemas relacionados con impagos por parte de algún/a vecino/a, falta de transparencia en la gestión de la comunidad, malestar provocado por ruidos, cuestiones relacionadas con espacios comunes o tensiones generadas por la manera de relacionarse entre vecinos y vecinas. En este post contaremos un ejemplo de lo que podría ser un caso real relacionado con impagos, con datos ficticios.
Caso: “Un vecino de la comunidad lleva tres años sin pagar las cuotas”
Toma de contacto con ambas partes
Acude a su cita la propietaria de una vivienda, llegó a la comunidad hace dos años y ahora es la presidenta. Al recibir las cuentas y el libro de actas descubre que hay un vecino que lleva tres años sin pagar las cuotas. Habla con algunos/as vecinos/as y le dejan claro “que es un geta y no paga porque no quiere” (construcción de imagen de enemigo). Convocó una reunión para hablar de este tema y el vecino en cuestión no acudió. La comunidad expresa estar cansada de este tema y parece estar dispuesta a denunciarle. La presidenta expresa cierta falta de confianza y duda de que el vecino acuda al servicio, puesto que lleva años sin asistir a las reuniones.
Citamos al vecino responsable de los impagos. Nos habla de que sus dificultades económicas comenzaron hace años y hace tres que dejó de pagar la comunidad porque le era imposible hacer frente a este gasto, aun sabiendo que es su responsabilidad hacerlo. Dejó de asistir a las reuniones por miedo y vergüenza y, cuanto más crece la deuda, más se complicada ve la manera de subsanarla.
En este caso, hablamos tanto con la comunidad, como con el vecino que no paga, para que ambas partes puedan responsabilizarse de la parte que le corresponde. La vecina que solicita el servicio expone que, durante estos tres años, no se ha hecho nada, más que criticar al vecino en el rellano de la escalera. La falta de movimiento por parte de la comunidad vecinal para dar solución a este problema, conjuntamente, con el bloqueo del vecino responsable del impago, ha generado un clima de desconfianza y malestar, pero no se ha concretado en solución ninguna.
Devolvemos también la responsabilidad al vecino, para que comprenda que, si no hay colaboración de todos/as los/as vecinos/as, no es posible el mantenimiento de la comunidad. Relata su imposibilidad de solventar la deuda en un solo pago, sin embargo, expresa poder comprometerse a abonar una cantidad parcial fija cada mes, a través de la cual, conseguirá no acumular más deuda y podrá ir pagando las cuotas a deber.
La negociación
Tras hablar con ambas partes, valoramos la posibilidad de flexibilizar los pagos y, a pesar del enfado compartido, vecinos y vecinas coinciden en que la prioridad es buscar una solución, aunque sea a través de pagos parciales.
Se lleva a cabo una negociación en la que se tiene en cuenta las necesidades de las partes y se acuerda la cantidad a abonar mensualmente.
La comunidad duda al principio de que el compromiso sea efectivo, pero mes a mes, observa como el vecino cumple con lo acordado.
Seguimiento del caso
Desde el servicio de mediación realizamos un seguimiento los meses posteriores y comprobamos que el compromiso se mantiene. En vista que la solución acordada entre los/as vecinos/as está resultando satisfactoria, informamos a las diferentes partes de que procedemos al cierre del caso. Si los pagos se vieran interrumpidos, podrán volver a contactar con nosotras.
Año y medio después, el vecino terminó de saldar la totalidad de la deuda y continuó regularmente con el pago de las cuotas.
A través de esta nueva sección «Compartimos experiencia» seguiremos relatando ejemplos (casos reales con datos ficticios) de conflictos comunes que gestionamos en los diferentes ámbitos que abarcamos.
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