Cuando pensamos en el humor, algo tan presente e importante en la vida de las personas, nos preguntamos ¿para qué sirve?, ¿qué función tiene?, y en el manejo de los conflictos ¿en qué medida puede ayudarnos a resolver o, al contrario, empeorar una situación de malestar o dificultad?
Se dice que la risa es la distancia más corta entre dos personas. Y de alguna forma es cierto. Dos personas que se ríen juntas de algo tienen algo en común, se crea un vínculo entre ellas.
Alain Vigneau explica que, en relación al humor, hay dos temas fundamentales: la vergüenza y la pertenencia.
El arte de la torpeza y la inutilidad humana son temas universales. Todas las personas reímos y lloramos en el mismo idioma. Sin embargo, desde la infancia, las personas aprendemos que, de alguna manera, hay algo inadecuado en nosotros/as mismos/as y fabricamos un ego para funcionar y para pertenecer. Nos moldeamos y adaptamos para tratar de parecer adecuados/as y, por tanto, para pertenecer.
El humor no siempre es válido
Muchas veces se nos dañó en la infancia precisamente a través de la burla por parte de otros/as niños/as, profesores/as o familiares, esto es, a través del uso dañino del humor. Es como si las burlas, las frases que nos dejan en vergüenza nos dieran la certeza de que hay algo estropeado, inadecuado en nuestra persona y muchas veces hubo un grupo que con una risa confirmó la sentencia. El humor también está presente en la condena a la diferencia o la inadecuación.
Por tanto, el humor no es una cosa siempre válida, porque la rabia disfrazada de humor, que se convierte en ironía no es un humor sano, es un humor que divide, que juzga, que disminuye al otro, que avergüenza al otro.
Quien utiliza la ironía hace una herida a otra persona, pero esta ironía también nace de una herida propia, una herida de rabia y de dolor. Este humor insano lo usamos cuando estamos en nuestra propia herida, como una defensa, como un ataque, para juzgar, para diferenciarnos del otro. Por este motivo, las personas que acuden a los servicios de mediación se esconden en tantas ocasiones en comentarios irónicos contra la persona con la que se sienten molestos.
El humor como una forma de venganza
Esto es delicado de reparar, por eso lo primero que hay que hacer es legitimar la herida, legitimar a la persona en su derecho a esta herida y estar enfadada, porque de alguna manera, esta le conecta con alguna herida antigua de la que siente una rabia que también es muy legítima.
El humor sarcástico y el humor irónico es, de alguna manera, una forma de vengarnos del mundo. Nace en nuestra herida primaria de peligro de no pertenencia al mundo. Estamos dispuestos a todo para pertenecer y ser vistos.
Por eso, analizar el tema del humor, nos lleva a reivindicar nuestro derecho a ser inadecuados/as y aun así pertenecer al mundo.
La cuestión sería, cómo reírnos de nosotros mismos y hacerlo desde un lugar amoroso, cuándo el humor sirve muchas veces para atacar, ofender o hacer daño.
Manejar el buen humor que sana puede devolvernos a la dignidad de un lugar sano en el mundo y una buena relación con nosotros/as mismos/as y con las personas que están cerca.
Bienaventuradas las personas que se ríen de sí mismas porque nunca les faltará material para reír.
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