Los conflictos en el ámbito organizacional tradicionalmente han sido concebidos de manera negativa. Ha habido una tendencia a ocultarlos o a culpar de los mismos a las personas, sin entender que son un elemento intrínseco a las mismas, del que puede obtenerse incluso, efectos positivos.
Conflictos relacionales y conflictos estructurales
En las organizaciones existen fundamentalmente dos tipologías conflictuales: los relacionales y los estructurales. El conflicto relacional es estable en el tiempo mientras que el conflicto de estructural tiene un carácter más puntual y cambia según el asunto del que se trate (Simons y Peterson 2000). Los mismos autores señalan que el conflicto de tareas, al centrar la discusión en la actividad, permite reflexionar y entender mejor cómo realizar la actuación.
Los estudios se han centrado exclusivamente en conocer los efectos individuales y grupales, no en realizar propuestas de actuación (Guerra 2004). Es necesario incorporar a los estilos de gestión organizacional, herramientas para abordar las situaciones de conflicto, evitando sus efectos negativos y potenciando los positivos (Nora Femenia).
Efectos del conflicto mal gestionado
- Se estimula la idea de que la solución al conflicto es una cuestión de fuerza, de imposición y se legitima la utilización de estos métodos como herramienta de gestión eficaz, sin calcular las consecuencias.
- La comunicación se reduce y se fomenta una actitud hostil y la percepción de las diferencias. Cada persona se comporta de un modo que la otra parte identifica como ataque. Esto aumenta la tensión que se vive y perjudica al clima laboral.
- Se producen juicios erróneos y se reduce, si no se elimina, la cooperación entre las personas de la organización.
- Esto lleva a una escalada del conflicto que es difícilmente controlable.
Efectos del conflicto bien gestionado
- Es motor de cambio personal y social. Ayuda a realizar cambios necesarios, innovaciones etc.
- Fomenta la identidad tanto personal como grupal, cuando es resuelto en equipo y de forma satisfactoria (esta es la clave).
- Ayuda a establecer canales y sobre todo estilos de comunicación eficaces que pueden perdurar.
- Fomenta la confianza entre las partes haciendo sobresalir las semejanzas en vez de las diferencias.
No en vano, cada vez más organizaciones recurren a la Fundación Gizagune para gestionar sus divergencias y conflictos. Es por ello un campo de trabajo en creciente auge. Si te interesa la gestión de conflictos en el ámbito organizacional, a finales de este mes de febrero comenzamos la primera edición del Curso online de mediación y gestión de conflictos en el ámbito organizacional, infórmate.
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