Sería interminable la lista de los innumerables temas por los que la gente acude a los servicios de mediación. Muchos de ellos se resuelven sobre la marcha, sin dar más importancia… En otras ocasiones, la situación se repite, no llegando a una solución satisfactoria para las partes y enquistando el problema. Es ahí donde la mediación comunitaria ofrece un espacio para resolver esas rencillas que surgen del roce natural de la convivencia.

En mediación, sabemos que aunque el tema, o la causa se repita, cada caso son personas, momentos, situación de la relación y contextos únicos y como tal hay que atenderlos, en el momento presente, y explorando soluciones prácticas y a poder ser inmediatas.

Por tanto a la mediación acuden todos aquellos temas que se nos ocurran que puedan surgir de la pura convivencia. De algunos ya hemos ido hablando en otros artículos, hoy hacemos un repaso por los problemas más comunes que nos encontramos en mediación comunitaria. 

1. Olores

Empezamos por las causas más habituales, los olores y los ruidos. Olores desde el que le gusta la cocina fuerte, enriquecida con especies, o carnes intensas… pasando por los que no colocan un extractor adecuado. También están los olores que provocan las cocinas de bares y restaurantes. Olores en los ascensores, por aquéllas personas que no acostumbran al aseo rutinario o que incluso no han entendido lo de no fumar en espacios cerrados. Nos encontramos con olores que provienen de casas, donde por diversas razones, se acumula suciedad, humedad, enseres, personas en ocasiones en situación de abandono, sin nadie que les recuerde la ventilación diaria de la vivienda, ausencia de lavadoras, etc., algunos rozando el conocido Diógenes.

2. Ruidos

En cuanto a ruidos, nos encontramos desde la persona que sube enérgicamente las persianas, a la que practica el taconeo o directamente anda con tacones. Los taca-taca o andadores tanto de las personas mayores como de las más pequeñas de la casa. Habituales son los de la música y TV altas, bien hasta altas horas de la madrugada porque se durmió en el sofá, o bien durante el día, olvidando que hay servicios que funcionan gracias a gente que trabaja de noche. Tenemos los casos, en los que la gente oye ruidos sin más, desconocemos la causa que lo genera.

3. Incidencias en espacios comunes

Podemos hablar también de las tensiones que se generan por lo que llamamos espacios comunes, tales como limpieza de patios interiores, arquetas que en ocasiones no se sabe muy bien a cuántas o a qué comunidades exactamente corresponden, y en general el incivismo que se da en los espacios comunes (ascensores rayados, buzones abiertos y rotos, puertas sin cerradura, etc.).

4. Mascotas

No debemos olvidar a esa amiga fiel, la mascota, y en concreto los perros. Animales que quedan a la espera de la persona responsable en balcones. Muchas veces, la persona responsable del animal sobrevalora la autonomía de este, dejándole horas y horas hasta que orinan y dicho orín puede caer a las plantas, a la terraza del piso inferior o directamente a los viandantes. También están las mascotas que al quedarse solas ladran y aúllan sin consuelo. Estos animales generan también olores en las viviendas y escaleras.

5. Morosidad e impagos

La morosidad o los impagos también están a la orden del día. Por un lado el que no paga la comunidad, durante tiempo, y luego está el que se niega a pagar el ascensor u otras derramadas acordadas o que dicho asunto, el dinero, es obstáculo o la excusa para no llegar a acuerdos. En el post de la semana pasada os contábamos un caso concreto de impago y cómo se llegó a un acuerdo.

Cualquiera de los temas que hemos enumerado podría acabar en la famosa escalada del conflicto, y al estilo de algunos, intentando resolver con insultos y amenazas, que no deja de ser incivismo y una falta de respeto para la convivencia en comunidad.