Nos gusta Bertrand Rusell, quizás porque ha sido una de esas personas que, desde la filosofía ha ofrecido grandes aportaciones a este mundo de mortales en el que nos movemos.
En medio de una carrera prolífica, en diciembre de 1951 aprovechó una colaboración con la New York Times Magazine para divulgar una vez más la razón, mediante un artículo titulado The best answer to fanaticism: Liberalism. Al final de este artículo, Russell exponía un decálogo que, según él, todo profesor debería desear enseñar a sus alumnos.
Los “mandamientos” de Rusell suponen un empuje a que pensemos de forma crítica, a que no compremos aquellas cosas que escuchamos sin ponerlas en duda.
Vamos a reconocerlo, muchos de los conflictos en los que intervenimos poseen una base de creencias irracionales, de atribuciones negativas sobre otras personas que rara vez ponemos bajo lupa. Damos muchas cosas por sentado sin pararnos a preguntar si las cosas son como creemos que son.
La escalada del conflicto proviene casi siempre de elementos de interpretación y selección de realidad que tienen por objetivo confirmar nuestra propia realidad. Pero, ¿y si fuésemos capaces de poner en duda incluso a nuestro pensamiento?
Sabemos que actuar racionalmente ante un conflicto se hace difícil por el alto componente emocional que aparece en él, pero ahora, que estamos en frío, conviene leer a Rusell y preguntarnos de qué forma nos ayudaría poner en marcha estas ideas.
- No estés absolutamente seguro de nada.
- No creas conveniente actuar ocultando pruebas, pues las pruebas terminan por salir a la luz.
- Nunca intentes oponerte al raciocino, pues seguramente lo conseguirás.
- Cuando encuentres oposición, aunque provenga de tu esposo o de tus hijos, trata de superarla por medio de la razón y no de la autoridad, pues una victoria que dependa de la autoridad es irreal e ilusoria.
- No respetes la autoridad de los demás, pues siempre se encuentran autoridades enfrentadas.
- No utilices la fuerza para suprimir las ideas que crees perniciosas, pues si lo haces, ellas te suprimirán a ti.
- No temas ser extravagante en tus ideas, pues todas la ideas ahora aceptadas fueron en su día extravagantes.
- Disfruta más con la discrepancia inteligente que con la conformidad pasiva, pues si valoras la inteligencia como debieras, aquélla significa un acuerdo más profundo que ésta.
- Muéstrate escrupuloso en la verdad, aunque la verdad sea incómoda, pues más incómoda es cuando tratas de ocultarla.
- No sientas envidia de la felicidad de los que viven en el paraíso de los necios, pues sólo un necio pensará que eso es la felicidad.
Un canto al respeto de la divergencia, una invitación al disfrute del desacuerdo, una clara defensa del respeto y una apuesta directa por el diálogo.
Nos gusta Bertrand Rusell.
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