Las distorsiones de la comunicación se producen, entre otras cosas, porque las frases que decimos, y en consecuencia las que escuchamos, pueden ser interpretadas de diferentes maneras. Seguramente, en más de una ocasión, habrás tenido una conversación que ha terminado en malentendido por la forma de expresar o interpretar las palabras. Hoy hablamos de la teoría de las 4 orejas.
Friedemann Schulz von Thun enunció la teoría del cuadrado de la comunicación o el modelo de las 4 orejas, en la que plantea que el mismo mensaje puede tener cuatro significados distintos como si tuviéramos cuatro orejas.
Si observamos con detenimiento cualquier proceso básico de comunicación interpersonal veremos que, en primer lugar, hay un emisor que quiere decir algo. A lo que expresa el emisor lo llamaremos mensaje. En el lado opuesto del emisor tenemos al receptor, que es la persona que descodifica el mensaje. Cada oreja representará los submensajes que contiene el mensaje que decimos.
Por lo tanto, cada mensaje tiene cuatro significados: contenido, llamamiento, autoexpresión y relación. ¿Y eso que quiere decir? Pues que todos los mensajes tienen cuatro aspectos. Lo analizamos con un ejemplo:
Imagina que estas cenando con tu pareja. Cuando sirves el postre, que has cocinado tú, se produce esta escena:
- La otra persona: ¿Qué es eso rojo que tiene el pastel?
- Tú: ¡¡Es la última vez que me encargo del postre!!
Vamos a dedicar unos minutos a pensar que he escuchado y que ha provocado esa respuesta…
¿Lo tenéis? Vamos a analizar el mensaje de la persona emisora:
Oreja de contenido
Hace referencia a la información exacta y directa que contiene un mensaje:
“Hay algo rojo en el pastel”
Oreja del llamamiento
Esta “oreja” recoge la acción que va implícita en el mensaje, es decir:
“Quiero que me diga qué es eso rojo que tiene el pastel”
Oreja de autoexpresión
Esta “oreja” quiere refleja lo que el emisor/a quiere decir de sí mismo/a,es decir, hace mención a sus intereses, motivaciones, deseos o necesidades. En este caso:
“No sé que es eso rojo, por eso lo pregunto”
Oreja de relación
Lo que quiero decir de la otra persona, si me sitúo en un plano superior, igual o inferior. Contiene los aspectos del vínculo y la forma de interacción entre quien emite el mensaje y quien lo recibe. En este caso se sitúa en un plano inferior:
“Yo no se que es y tu sí, por eso te lo pregunto”
Paralelamente a lo anterior, el receptor/a hace la interpretación siguiente, que le hace reaccionar de este modo:
Oreja de contenido
Esta es coincidente y es la que menos distracciones crea. Se escucha:
“Hay algo rojo en el pastel”
Oreja del llamamiento
Escucha que la acción que se demanda por el emisor/ a es:
“Quítame eso” o “A mí no me sirvas eso”
Oreja de autoexpresión
La persona receptora “escucha” que el emisor/a quiere decir de si mismo:
“Esto no me gusta”
Oreja de relación
Desde aquí se interpreta que lo que quiere decir es que no sé cocinar. Esto es lo que provoca la reacción de:
“¡¡Es la ultima vez que me encargo del postre!!”
El receptor/a de una noticia atraviesa tres procesos internos que determinan su reacción: percibir algo-interpretar algo-sentir algo. Normalmente, el mensaje enviado y recibido coincide de forma adecuada, y así se produce lo que conocemos como entendimiento. Sin embargo, en las situaciones de conflicto tendemos a escuchar con la oreja del llamamiento (que hagamos algo) o con la de relación (critica a nuestra persona). Con el objeto de frenar la escalada se recomienda utilizar la del contenido o la de la autoexpresión.
En el ámbito organizacional y en el ámbito comunitario nos encontramos con este tipo de distorsiones a diario, dando lugar a que el conflicto escale con mayor facilidad. Será clave tenerlas en cuenta para reflexionar y entender a qué oreja prestamos mayor atención.
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