A menudo hemos escuchado que los conflictos no son ni buenos ni malos, que son necesarios y que son parte de la vida para aprender a solucionar situaciones.
Para poder solucionarlos, primero hay que determinar el problema ocurrido, y así poder explicarlo de forma clara los hechos reales. Para ello, será necesario saber expresarse sin atacar, evitando el ganar a toda costa pensando que tenemos razón e intentar llegar a un acuerdo, puesto que cada uno tiene su parte de razón.
Lo segundo será identificar las emociones que se nos han despertado a consecuencia de la situación que se nos ha planteado.
El conflicto, depende cómo lo interpretemos, nos llevará a un comportamiento o actitud distinta, y puede llevarnos incluso a hacernos sentirnos mal, dependiendo del nivel de los sentimientos vividos.
Pero ¿qué es lo que nos lleva a no expresar lo que nos ocurre de forma clara?
El miedo
Hoy vamos a centrarnos en una de esas razones, que es el miedo. Pensemos cada uno unos instantes antes de seguir leyendo, sobre nuestros miedos.
El simple hecho de pensar en ellos e incluso reconocerlos, es un gran paso para dejar de darles tanto poder.
El miedo, es necesario porque nos ayuda a evitar algo doloroso o peor. Es un mecanismo de defensa que nos permite responder a las adversidades con eficacia. Es una manifestación fisiológica.
Y…. ¿Miedo a qué?
Los miedos más habituales, suelen ser los siguientes:
- Miedo al enfrentamiento,
- a que el otro reaccione “mal”,
- a que no nos entiendan,
- a que sean cosas nuestras y acaben quitándonos la razón,
- al bloqueo,
- a hacer el ridículo,
- a no saber decir no,
- a no querer hacerle daño al otro…
- el más común suele ser el miedo al rechazo.
También, decir lo que uno piensa y siente, puede generar ansiedad, porque uno toma la decisión de expresar cómo se siente con la consecuencia de sentirnos vulnerables. En estas situaciones, es común encontrarse con sentimientos tales como, la culpabilidad, vergüenza y el miedo.
Pero la realidad es que los conflictos que no se resuelven, que no se afrontan, y en los que el miedo no se supera, no desaparecen, todo lo contrario, hacen que la situación se complique aún más. Y esto genera estrés, ansiedad, tensión y más miedo.
Aprender a superar el miedo y aprender a afrontar el conflicto, nos lleva a establecer relaciones más saludables y amistosas en cualquier contexto en el que nos movamos.
5 pasos para afrontar el miedo
Estos 5 pasos nos pueden orientar para empezar la tarea y afrontar el miedo ante un conflicto:
- Determinar el verdadero problema para poder explicarlo claro y breve. Si omitimos información, por miedo, ya estamos colocando barreras.
- Escuchar a la otra parte lo que exponga.
- Mantener la calma y evitar discutir.
- Elegir la solución más adecuada al conflicto.
- Centrarse en el problema real del conflicto. Los problemas se resuelven de uno en uno, sin mezclar unas cosas con otras, especialmente los asuntos emocionales.
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