Basta con echar una hojeada a los requisitos que tiene que cumplir una persona mediadora para percatarse de que adjetivos como neutral, independiente, tercera parte imparcial, equidistante están siempre presentes.
Si bien existen matices, – algunos autores y autoras los emplean como sinónimos otras, en cambio, reclaman ser estrictos con el término – hay un consenso internacional acerca de la imparcialidad, (des) neutralidad como uno de los principios que rigen el proceso de mediación: el de no tomar partido por ninguna de las partes ni de las posturas mostradas. ¿Es eso posible o constituye un afán quimérico?
Siguiendo a Florencia Brandoni, la práctica nos interroga a diario acerca de cómo sostener una posición neutral, cuando inevitablemente sentimos resonancias internas frente a los relatos de las personas con las que trabajamos.
Mecanismos para permanecer neutral
Algunos mecanismos que podemos utilizar para no perder el equilibrio y decantarnos por alguna de las partes son:
- Estar convencidas de la capacidad de las partes para asumir y resolver su conflicto. Tener claro que son ellas quienes tienen las claves y las posibilidades de solución; sin esta convicción el mediador se vuelve un educador.
- Subirse al balcón. Parafraseando a William Ury: ese «balcón» es la metáfora de nuestro distanciamiento. Significa desprenderse de los impulsos y las emociones naturales. Pensar con serenidad y analizarlo todo objetivamente. El objetivo no es solo quedarse mirando desde arriba, sino «bajar» a intervenir dada la nueva información que poseemos.
- La supervisión de casos. Permite facilitar la reflexividad, el autoconocimiento y el análisis de la propia intervención. El supervisor/a puede colocarse en un punto equidistante frente a la relación de la persona mediadora con su caso como un observador no participante, pero activo, de ese proceso.
La supervisión se convierte para la persona mediadora en un lugar de encuentro para dudar en alto, para detectar y canalizar dificultades íntimamente relacionadas con fenómenos derivados del propio sentir, pensar, hacer y decir del profesional.
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