No son pocas las veces en las que, de forma no consciente, recurrimos en las conversaciones a estrategias que complican el diálogo. Estas estrategias pueden aparecer de muchas formas y en diferentes contextos. Es lo que conocemos como trampas comunicacionales o descalificaciones en la comunicación.
Pueden aparecer en ausencia de conflicto, aunque casi siempre derivarán en un debilitamiento de la relación, cuando no en un estilo de relación que mantendrá levantados algunos muros de los que en ocasiones no somos conscientes (a pesar de saber que “hay algo que no me sienta bien en las cosas que dice”).
Como veremos a continuación, pueden aparecer cuando quien habla descalifica al interlocutor/a o cuando se descalifica a sí mismo/a. Aparece también en situaciones en las que la persona trata de evitar temas o situaciones que considere complicadas.
No siempre es fácil detectarlas cuando se producen en conversaciones informales, aunque aparecen con mayor asiduidad de lo que pensamos. En casos de mediación o intervenciones profesionalizadas, debemos estar muy pendientes de ellas, por las consecuencias que para el proceso puedan tener. En una intervención de este tipo no debemos perdernos en las descalificaciones, retomaremos la pregunta, sin dejarnos envolver.
En muchas ocasiones, la dificultad para hablar sobre ellas, dado su componente implícito, hace que las personas que forman parte de la conversación acaben enredándose en un cruce de acusaciones o perdiendo el objetivo de la comunicación, de forma que ésta no facilita ni abre puertas a nuevas posibilidades
Algunas trampas y descalificaciones en la comunicación
AUTODESCALIFICACIÓN: el emisor o emisora del mensaje no llega a formular una posición, ni a mantenerla, sin añadir otros mensajes que invaliden esta opinión (desmentido, anulación, denegación). Reflejan miedo, inseguridad, baja autoestima, etc…
DESCALIFICACIÓN DEL INTERLOCUTOR: la incompatibilidad entre los mensajes intercambiados toma diferentes formas:
- Huida o cambio de sujeto.
- Interpretaciones literales de las metáforas.
TANGENCIALIZACIÓN: se reconoce la voluntad de comunicar del interlocutor o interlocutora sin tener en cuenta el contenido del mensaje, consiste en abordar un tema por la periferia, “irse por las ramas”, es una manifestación de angustia, aunque no tan elevada como el cambio de tema.
AUTOCONTRADICCIONES: decir en un momento una cosa y otra con respecto al mismo tema. Por ejemplo un padre que le dice a su hijo el sábado que llega a las cuatro de la mañana: ¿qué horas son estas de llegar?, y el sábado siguiente llega a la misma hora y le pregunta ¿Cómo es que ayer llegaste tan pronto?
INCONGRUENCIA: analógicamente decir algo mientras que digitalmente se expresa lo contrario. Imaginemos por ejemplo una conversación en la que alguien dice a la otra persona “me alegra que seas tan sincera”, mientras su cara dice que esas palabras le han molestado muchísimo.
ORACIONES INCOMPLETAS: tal y como indica, cortarse en medio de la frase, esto puede suceder por varias razones: no querer continuar hablando sobre ello (voluntad propia), o porque alguien ha enviado un mensaje analógico de prohibición (voluntad ajena).
OSCURANTISMO O MANIERISMOS IDIOMÁTICOS: utilización de un lenguaje bizarro, críptico, de manera tal que los o las demás no le entiendan.
CAMBIO DE TEMA: es la manifestación más elevada de angustia, incluye elementos tales como La pregunta superflua: que invalida el mensaje recibido anteriormente. En este último caso, imaginemos una situación en la que, tras contar un dificultad existente, mi interlocutor interviene diciendo “uy, y esas gafas nuevas, ¿de dónde las has sacado?”.
LA PSEUDOCONFIRMACIÓN: la divergencia de opinión se presenta como un acuerdo; el acuerdo se formula como un desacuerdo.
EL FALSO RECIBO: la respuesta se sitúa en un plano lógico diferente al de la pregunta.
LA CORRECIÓN: se corrige el mensaje del interlocutor, para precisar o enriquecer pero en realidad modificando el sentido.
UTILIZACIÓN ESTRATÉGICA DEL SILENCIO: un silencio puede dar a entender, por ejemplo, que hay un tema que no deseo tratar, o puede dar a entender al interlocutor/a que debe dejar de hablar sobre un tema.
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